Seúl (EFE).- El avión con los 316 trabajadores surcoreanos que fueron detenidos la semana pasada en una redada migratoria en una planta de Hyundai en Georgia (EE.UU.) aterrizó este viernes en Corea del Sur, tras un episodio que ha generado malestar público y dudas en las futuras inversiones del país asiático en el norteamericano.
El vuelo aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Incheon, al oeste de Seúl, alrededor de las 15.30 hora local (06.30 GMT), tras partir de Atlanta casi 15 horas antes, según muestra el rastreador de vuelos Flightaware y confirmó la agencia surcoreana Yonhap.
Seúl confirmó previamente que a bordo del vuelo chárter de Korean Air viajaban 330 personas, incluidos 14 extranjeros (10 ciudadanos de China, 3 de Japón y 1 de Indonesia). Todos los surcoreanos detenidos, salvo uno que se quedó en EE. UU., decidieron regresar bajo la figura de «salida voluntaria».

Entre los detenidos de Corea del Sur había 306 hombres y 10 mujeres.
No se detectaron problemas de salud entre los repatriados, entre los cuales se encontraba una embarazada, según la agencia local. Corea del Sur acordó con EE.UU. que, desde su salida del centro de detención, no fueran trasladados esposados, como se vio este viernes.
Llegada triunfal
Los trabajadores fueron entrando a la sala de llegadas del aeropuerto en grupos y recibidos con aplausos. Cruzaron un cordón de seguridad ante una presencia masiva de medios y algunos manifestantes contra las medidas de la Adminsitración Trump.
Luego fueron transferidos a una zona del aeropuerto para reunirse con sus familiares, en imágenes televisadas por los principales medios locales.
«¡He vuelto! ¡Soy libre!» dijo uno de los trabajadores levantando las manos. «Es bueno estar en casa», celebró otro, según Yonhap, entre muchas muestras de cariño, con trabajadores abrazando a sus hijos y lágrimas entre algunos asistentes.
«Creí que solo serían sometidos a un simple interrogatorio pero cuando vi en la televisión que fueron llevados a un centro de detención y los esposaron me quedé atónita. Estoy agradecida de que mi hijo haya regresado sano», dijo la madre de un trabajador de 44 años, citada por la agencia surcoreana.
Relaciones bilaterales crispadas y firma pendiente
Las detenciones, efectuadas el 4 de septiembre por las autoridades migratorias estadounidenses, afectaron a unos 475 trabajadores. Según Washington, ingresaron en el país con visados que no permitían desempeñar labores en obras, permanecieron más tiempo del autorizado o lo hicieron de forma irregular.
El presidente surcoreano Lee Jae-myung advirtió el jueves que el operativo minó la confianza de las empresas surcoreanas en invertir en EE.UU., pese a los compromisos asumidos en el marco de un pacto comercial con la Administración Trump aún por firmarse.
La redada podría influir en lo que suceda con el acuerdo, mientras el secretario de Comercio estadounidense Howard Lutnick dijo el jueves (hora de EE.UU.) a la emisora estadounidense CNBC que si Corea del Sur no firma el trato, tendrán que someterse a los aranceles previamente impuestos.

Washington realizó el operativo pese a las millonarias inversiones comprometidas recientemente por Seúl en sectores estratégicos como baterías y semiconductores.
El caso ha vuelto además a poner de relieve una queja recurrente de las compañías surcoreanas, que reclaman a Washington un sistema de visados más flexible para enviar técnicos a proyectos en EE.UU.
Retorno incierto a EE.UU.
Tras el operativo en el sitio de construcción de la planta de baterías conjunta entre Hyundai y LG en Georgia, el director ejecutivo de Hyundai Motor José Muñoz dijo el jueves (hora de EE.UU.) a la prensa estadounidense en Detroit que las detenciones retrasarán el proyecto, como mínimo, unos dos o tres meses.
Agregó que tienen que evaluar cómo llenar los puestos vacantes y que ese tipo de trabajadores «no se encuentran en Estados Unidos».
Pero un potencial regreso de los trabajadores sigue incierto. La repatriación se retrasó un día después de que, por iniciativa de Trump, la parte estadounidense les propusiera permanecer en EE. UU. para seguir trabajando y capacitar a personal local, según Seúl.
El rechazo de la propuesta por parte de los trabajadores podría interpretarse como una señal de que no tienen intención de volver a EE.UU. en el corto plazo.
Los Gobiernos de ambos países seguirán manteniendo consultas sobre el sistema de visados. Este viernes parte de EE.UU. a Seúl el subsecretario de Estado, Christopher Landau, según informó su oficina. Se reunirá con el ministro de Exteriores, Cho Hyun, para discutir el tema de los detenidos, entre otros.