El hip hop como herramienta de paz desde las cárceles

El hip hop como herramienta de paz desde las cárceles

 

La iniciativa Hip Hop por la Paz logró algo inédito: unir a los 32 estados del país y sumar la participación de más de cien centros penitenciarios. Allí, mujeres y hombres expresan su dolor, sus historias y también sus propuestas. Es un proyecto que nace desde abajo, en los barrios y las prisiones, con la participación de colectivos, artistas, juventudes y aliados comprometidos con la paz.

La vertiente penitenciaria tiene un valor especial: ofrece una nueva manera de mirar a las personas privadas de la libertad (PPL), muchas veces marginadas y estigmatizadas. A través del arte, buscamos romper ese círculo y abrir espacios de expresión que impulsen su reinserción social. En el hip hop encuentran un medio para narrar sus vivencias y transformar el dolor en propuesta; sus letras son profundas, sus rimas cargadas de emoción. El desafío consiste en incorporar un mensaje de paz en cada composición, usando la creatividad como herramienta de cambio. En cada historia se reafirma una verdad común: sin importar la región, el género o la edad, la música puede ser una forma de salvación.

La respuesta de varios estados ha sido ejemplar. Nuevo León destacó por su compromiso, tanto en las comunidades como en sus centros penitenciarios. Desde todos sus penales participaron con 45 canciones, en las que las PPL compartieron sus historias y aprendizajes.

Para Margarito “este concurso fue mucho más que una competencia. Fue la oportunidad de sacar sentimientos y pensamientos que no siempre es fácil expresar”; Luis A. agregó: “Me dio otra perspectiva; me mostró que el arte es un puente para conectar con los demás y transmitir mensajes poderosos de esperanza y cambio.” José F. resumió así la experiencia: “Por un momento sentimos que éramos vistos por nuestro potencial y no por nuestros errores.”

La amplia participación del sistema penitenciario de Nuevo León refleja una política de apoyo institucional que se ha hecho visible en esta y otras iniciativas de reinserción. También evidencia el esfuerzo y la determinación de quienes buscan transformar su vida, recordándonos que la paz puede construirse incluso desde los lugares menos imaginados.

En Morelos, desde el penal de Atlacholoaya, mujeres y hombres unieron sus voces en lo que quienes participaron describieron como “un acto de libertad en el encierro”. El compañerismo fue evidente: mientras el grupo de las “Cholas” cantaba, las “Fresas” —sus contrincantes— las acompañaban a la distancia, repitiendo las letras con los labios. Mientras tanto, a nivel comunitario, jóvenes de distintos municipios de Morelos colaboraron con las PPL, aportando beats y produciendo los videos del concurso. Juntos, dentro y fuera de los muros, tejieron lazos de esperanza a través de la música.

En palabras de Jonnaney: “Hay muchas cosas que hacemos y quisiéramos que los demás vieran, para que liberen su talento sin tener que llegar hasta aquí [la cárcel]. Es muy triste querer comerte el mundo y ya no poder hacer mucho.”

Hablar de paz, también ha sido un canal para la reflexión. Nancy se pregunta cómo es posible cantar sobre la paz desde la cárcel, cuando hay quien perdió un familiar de manera violenta por alguien que está preso: “Entiendo mi arrepentimiento, pero eso no devuelve a la persona que ya no está. Llegué a un punto en que no hay palabras… o tal vez aún no las encuentro… necesitaríamos una canción de 3 días para poder abordar todos estos temas”. En su grupo “Fresas” escribieron: “dame una mano y siente ya mi corazón, tú y yo somos hermanos, aunque yo estoy en prisión.”

El equipo de las “Cholas” transmite un mensaje lleno de fuerza: “Esta es una protesta, llena de propuestas para que las calles estén libres de violencia, no queremos guerra, llantos, ni traición; la lucha es por la paz para salvar nuestra Nación”.

La participación en Hip Hop por la Paz demuestra que es necesario construir diálogo y sembrar esperanza en todos los rincones. Esta iniciativa da voz a quienes buscan rehacer su camino, para que sea escuchada por quienes apenas comienzan el suyo.

Por: Eunice Rendón